Cuando era niña y miraba mi
diccionario, nunca encontré la palabra deporte. Las únicas actividades físicas
que realizaba eran las obligatorias que aparecían en el pensum escolar.
Llegada la adultez llegaron
dos embarazos también y gracias a esos kilitos de más y a la vanidad
femenina, nació mi pasión por el atletismo. Inicialmente comencé caminando
todas las mañanas. Más tarde empecé a correr por una vía principal de un poste
a otro, paraba y volvía a empezar. Hasta que fui sumando más postes.
Pasaron dos años y descubrí que habían remodelado un gran parque que existía cerca a mi casa. Para esa época ya podía correr durante una hora sin parar. Lo que nunca imaginé fue que en ese gran parque mi vida cambiaría para siempre.
Allí conocí a un
grupo de señores que entrenaban todos los viernes. Ellos me enseñaron a
entrenar, a ponerme metas a corto y a largo plazo. A participar en
carreras de atletismo que hasta ese momento yo no sabía que existían. Así fue
como corrí mi primera media maratón. Luego vino mi gran reto: entrenar para
correr una maratón en Estados Unidos. Nunca llegué a contemplar realizar
entrenamientos tan exigentes como los son correr 25, 28 o 32 kilómetros. Esos
entrenamientos son los que dejan sacar a flote el compromiso consigo mismo, la
templanza, la fortaleza, la perseverancia, la capacidad de decisión y mucho
más. Como dice aquella frase célebre de Haywood Hale Broun: “El deporte
no forja el carácter, lo pone de manifiesto”.
Corrí la maratón de Chicago. La experiencia más maravillosa que he tenido fue cruzar la meta. Me sentí una campeona mundial. Haber logrado correr 42 kilómetros sin parar! Me sentí la mujer más feliz del mundo!
Desde entonces no he parado
de correr, participo en todas las carreras que puedo. Pero lo mejor que me ha
pasado es que con este deporte he conocido a los mejores amigos del mundo!
Cada día fui encontrando
más y más beneficios en estas prácticas deportivas no competitivas, al
punto tal que giré mis actividades profesionales para enfocarlas tiempo
completo a impulsar el ejercicio anti sedentarismo, profundizando en el estudio
de los grupos que realmente es necesario habilitarlos para la consecución de
una mejor vida.
En mis investigaciones
siempre he tenido presente que hay que inducir de forma segura y sin
complicaciones el ejercicio y los deportes, teniendo en cuenta que no se le
debe complicar la vida a las personas. La respuesta de un gran número de
personas abordadas y encuetadas son: No tengo gimnasio, parque o escenario
cerca de mi casa, es que me levanto para el trabajo muy temprano y llego muy
tarde, los festivos y domingos me ocupo de las actividades caseras, no tengo
presupuesto para pagar mensualidades, no tengo quien me dirija, en fin muchas
respuestas de las llamadas de resistencia al no cambio.
Tuve que investigar hasta hallar soluciones, reflexioné en mi experiencia y encontré lo más valioso que consiste primero en conseguir actitud y disposición y a partir de esta construir sobre cuándo, cómo, dónde.. También examiné el significado de disciplina, filosofía del ser, claro encontré las respuestas que me conllevaron al hallazgo del método TÜY, que tiene todo los componentes necesarios para conseguir los mejores resultados. Me convertí en la conductora exclusiva de este método en Colombia.
El sedentarismo no perdona,
él progresa velozmente, se manifiesta de muchas maneras que tienen infinidad de
escusas y analgésicos inicialmente, después se transforma en enfermedades,
óseas, de tejidos blandos, hasta que daña los órganos… por eso esta
imagen que corresponde…